jueves, 18 de noviembre de 2021

Recuerdos del sur de Chile en la primera década del siglo XX - Dennis Poo Kutscher

 

Es mi deseo tratar de dar una visión lo más fidedigna posible del sur de nuestro país con su geografía; ríos, lagos, volcanes, cerros, cordilleras, su gente, su evolución como parte del país a través del siglo XX, empezando por el entorno físico abarcado desde el rio BioBio (cuyo significado en mapudungún es doble hilo o cordón, por los brazos que tiene) por el norte hasta Puerto Montt por el sur. El rio BioBio es un rio enorme que como todos los ríos en Chile van de cordillera a mar enriqueciéndose con muchos afluentes en su viaje, es un gran rio, muy ancho, muy profundo en algunas partes, con bancos de arena, no apto por lo mismo para la navegación y muy peligroso para nadar en él, va a desembocar al mar frente al gran Concepción, en su nacimiento cuenta con mucha vegetación nativa en sus orillas.

 

En realidad en toda esa zona había tanta vegetación autóctona que el constructor del ferrocarril Gustave Verniory relata que para poder avanzar, alrededor del año 1880, había que hacerlo machete en mano, porque la selva era literalmente impenetrable, además agrega que la cantidad de pumas era tal que devoraron varios trabajadores, al punto que los obreros exigían volver a las estaciones ya establecidas y se negaban a pernoctar en los campamentos que había en la faena misma. Esto nos da una idea de cuanta riqueza maderera tenía nuestro país en un inicio.

 

Continuando con la descripción de los ríos, tenemos el rio Laja con un salto maravilloso, verdadera atracción turística, luego vienen el Mulchén y el Bureo que rodean el pueblo de Mulchén (Halcón Guerrero en mapudungún) continuando hacía el sur esta una verdadera joya de rio; el Renaico, (agua de cueva en mapudungún) rio mediano, muy soleado de aguas rápidas y transparentes, muy limpio, sin descargas de ningún tipo hasta la carretera cinco sur, excelente para el baño, además cuenta con truchas y salmones para la pesca, avanzando unos 35 kilómetros hacía la cordillera tiene unos lugares paradisiacos. Un poco más al sur está el rio Mininco (agua para bañarse en madungun) que cuenta con un puente de cimbra muy especial para vehículos livianos, carretas de bueyes y jinetes, los cuales deben esforzarse por calmar a sus caballos que ven que el piso se les va hundiendo a su paso, paralelo a este rio, un poco más al sur, hay un rio pequeño, pero con una caída preciosa de unos 25 metros, se trata del Caillin (chica en mapudungún), luego viene el Malleco (agua de greda en mapudungún) que pasa bordeando Collipulli (lomas coloradas en mapudungún) al fondo de una quebrada de más de 100 metros de desnivel, es un rio mediano, de curso rápido, soleado, muy apto para el baño; con truchas y salmones, lo que lo hace muy atractivo, para la pesca deportiva, para sortear esta gran quebrada ha habido que hacer obras de ingeniería como el viaducto del Malleco, más al sur tenemos el Rio Cautín (de cauten, pato en mapudungún), de buen cauce y muy hermoso, pero lamentablemente muy contaminado, en su curso pasa muy cerca de pueblos como Lautaro (halcón o ave veloz en mapundungún y Curacautin, (piedra de reunión en mapudungún) y por supuesto separa al gran Temuco (agua de temo en mapundungún) de Padre las Casas. Más al sur está el imponente rio Tolten (onomatopeya que evoca los sonidos de las olas del mar), desde el BioBio hasta el Tolten era la zona exclusiva del pueblo mapuche.

 

Llegamos a Valdivia la ciudad de los ríos, con grandes ríos como el Calle Calle (nombre de una planta de flores blancas que nace en las orillas la libertia chilensis), el Cruces, el Cau Cau, (voz de origen quechua que significa guiso caliente), el San Pedro y el Tornagaleones, estos ríos son de una belleza impresionante, el Calle Calle es navegable por embarcaciones menores, hasta hace algunos años podían llegar hasta Valdivia embarcaciones de gran calado, en Osorno tenemos el gran rio Rahue (lugar arcilloso en mapundungún) y uno menor que es el Damas, así como también en la misma zona discurren el Bueno y el Pilmaiquén (golondrina en mapundungún).

 

Volviendo a la VIII región tenemos dos lagos el Lanalhue (lugar de almas en pena en mapundungún) y el Lleu Lleu (derretirse o desmoronarse en mapundungún) muy turísticos, pero hoy viviendo una compleja situación por la intranquilidad social de la zona. En la IX región tenemos los lagos Conguillio (entre piñones en mapundungún), Calafquén (lago como mar en mapundungún) Chico, Colico (aguas rojas en mapundungún), Caburgua (lugar escarbado con cuchara -por su forma- en mapundungún) y Villarrica cuyo nombre original es Rucapillán (casa del espíritu o del diablo en mapundungún) también tenemos hacía la costa un lago de aguas saladas el Budi (sal en mapundungún) es de justicia decir que todos los lagos están rodeados de árboles autóctonos y hay mucha fauna especialmente aves nativas y lugares extraordinariamente bellos, muchos están en el sector cordillerano, lo que los hace de difícil acceso, permitiendo que el paisaje se mantenga puro y ajeno a la contaminación. En la provincia de Valdivia tenemos los lagos Pullinque, (lugar de ranas en mapundungún), Panguipulli, (loma de pumas en mapundungún), Pirihueico (charco de nieve en mapundungún, Neltume (ir hacía la libertad en mapundungún) y Riñihue (lugar de colihues en mapundungún). Los lagos establecen un verdadero pulmón verde por la mucha vegetación que los rodea.

 

Los lagos más importantes hasta Puerto Montt son el Todos los Santos, Puyehue (lugar de puyes, pequeños peces, en mapundungún), Llanquihue (lugar escondido en mapundungún, Ranco (caudaloso, agua con oleaje en mapundungún) y el Rupanco (aguas revueltas en mapundungún.

 

En cuanto a Volcanes los más famosos son el Villarrica y el Osorno, estos volcanes con sus cumbres blancas de nieve dan un toque de belleza mágica a esta zona, permitiendo el turismo a gran escala, a la vez que son reservorios de agua dulce a través de ríos y esteros, por otra parte el Villarrica alberga grandes bosques de Araucaria araucana, conífera única en el mundo nativa solo de Chile y Argentina, y también de animales como el pudú, el puma y el huemul, además en la zona hay especies introducidas como el jabalí y el ciervo rojo.

 

Paralela a la cordillera de los Andes corre la cordillera de Nahuelbuta (gran puma en mapundungún) que corresponde al segmento de la cordillera de la costa situado entre los ríos BioBio y Cautín, es más baja que la cordillera de los Andes pero también cuenta con bosques de Araucaria, aquí también habitan el pudú, el zorro chilote y el carpintero negro (Rere en mapudungún) entre otras especies. Esta cordillera crea hacía el oriente un valle protegido con microclima como es la zona de Angol.

 

A continuación voy a referirme a un lugar muy querido y conocido por mí, ubicado en la provincia de Malleco; me refiero a la ciudad de Collipulli, hoy famosa por el problema étnico, pero me voy a referir al tiempo en que esta situación aún no estallaba. Collipulli es fundado como uno más de los fuertes de la línea del Malleco, esta serie de fuertes fue establecida después de que el gobierno de Chile decidió ocupar militarme la Araucanía, apropiándose de los terrenos y rematando a particulares casi toda la tierra, dejando al pueblo mapuche -los dueños originales- solo un 5% de esta, organizada en reducciones, una vez ya consolidada la ocupación de las tierras. Favorecido por el paso del ferrocarril y el camino longitudinal Sur, así como por la explotación de maderas nobles a gran escala –especialmente el Raulí, muy abundante desde el caserío de Curaco hacía la cordillera- Collipulli cobró vida, a esto se sumó la explotación agrícola y ganadera, destacando los excelentes rindes obtenidos en estas tierras vírgenes de cereales como trigo, cebada y avena.

 

Debido a la inexistencia aún de maquinaria avanzada, se necesitaba gran cantidad de mano de obra para la explotación de la madera, sin motosierras el volteo y desganche de los arboles debía hacerse a mano, y el trozado con sierras manuales, requiriendo gran cantidad de obreros diestros, expertos conductores de bueyes y carreteros; y en cuanto al cultivo del trigo, todo el barbecho de los terrenos se hacía con arado tirado por bueyes, no era raro ver 15 o 20 aradores uno tras otro con sus respectivas yuntas de bueyes arando un enorme potrero, después sembrando el trigo al boleo, la cosecha era otra cosa, como debía hacerse en un plazo de unas semanas antes que el trigo se desgranara, la mano de obra tenía que multiplicarse; desde la zona central llegaban cientos de cortadores de trigo, este trabajo se hacía a mano con una echona, especie de serrucho curvo con el que se cortaba el trigo, el cortador debía ser muy diestro pues podía sufrir un grave corte si la echona resbalaba por la paja del trigo, luego de tener cortado un buen atado se amarraba con la misma paja y se formaba lo que se llamaba una gavilla que quedaba parada en el potrero como señal para que vinieran los carreteros con las carretas emparvadoras que tenían barandas muy altas para llevar gran cantidad de gavillas, para, al lento paso de los bueyes, llevarlo todo hasta ese monstruo que era la maquina trilladora, donde tomando la gavilla con una horqueta se depositaba en el receptáculo que para este propósito tenía la máquina, la que tragaba la gavilla, después de separar la paja que salía por un largo tubo formando un enorme montón de paja o muelle, mientras por un tubo menor salía el trigo ya limpio, que era ensacado y los sacos cosidos rápidamente, siendo cargado en carretas y depositado en la bodega del fundo, la maquina recibía la energía a través de una polea que venía desde un locomóvil, otro monstruo de acero muy similar a una locomotora que entre bufidos y silbidos movía unos volantes gigantescos conectados por la polea a la máquina, este motor debía ser alimentado constantemente con leña y agua para producir la presión del vapor con el que trabajaba, visto desde lejos era un verdadero enjambre de campesinos que comenzaban su labor desde muy temprano hasta que oscurecía, esto daba vida a los pueblos al usar gran cantidad de mano de obra, lamentablemente el trabajo tenía altos y bajos de acuerdo a la temporada, esta abundancia de cereales dio pie para que hubiera molinos para obtener harina y otros subproductos como el afrecho, el quaker y la harinilla.

 

Cabe destacar el gran molino El Globo, fundado originalmente por la familia Bunster, este molino daba trabajo a un par de miles de personas considerando, obreros, empleados, agricultores, transportistas y proveedores de todo tipo, en realidad daba vida al pueblo, producía su propia energía eléctrica a través de una enorme turbina, alimentada por un canal de más de 40 kilómetros de largo, cediendo el excedente para el alumbrado domiciliario y público del pueblo, por otra parte había dos molinos medianos que atendían a todos los pequeños agricultores con sus moliendas, siendo visitados diariamente por unas 10 o 15 carretas de bueyes cargadas de trigo que llegaban muy temprano al pueblo y se volvían por bosques y colinas a sus hogares, era todo un espectáculo digno de verse

 

La ausencia de movilización hacía que el pueblo fuera visitado diariamente por muchos jinetes que acudían a comprar provisiones, para ello había bebederos especiales para caballos y muchas casas tenían varones para amarrar los caballos si tenían que hacer algún trámite, donde no los había se ponía una manea en las patas delanteras del animal, la vida era simple y elemental, en todas las casas se criaban patos, gallinas, gansos pues al no haber grandes criaderos para tener huevos había que producirlos y para comer carne de ave lo mismo, las carnicerías solo vendían, vacuno, ovino y cerdo, como los sitios eran grandes se cultivaba mucha verdura en casa, amén de árboles frutales ya que la fruta era escasa y cara, pues al no haber frigoríficos la fruta solo se consumía en la temporada

 

Al no existir casi ropa confeccionada, se compraba el género y mucha de la ropa, especialmente la de los niños, se confeccionaba en casa, aparte de que la ropa era muy cara y era frecuente ver niños y adultos con grandes parches en pantalones y casacas a veces hasta de un color diferente, los zapatos también eran caros y había que repararlos lo más que se pudiera, el país tenía gran segregación con una masa grande de gente muy pobre y pocos adinerados, al no existir gran tecnología, los niños prácticamente inventaban sus juguetes y los adultos hacían mucha vida al aire libre en paseos y excursiones, esto agilizaba la inventiva, los niños se hacían una pelota con un calcetín viejo y jugaban felices, se practicaba muchos juegos de destreza como el emboque, el trompo, el volantín, implementos muy baratos y de larga duración, el buen tiempo desde Octubre hasta Marzo debía ser aprovechado a cabalidad, pues entrada la estación de las lluvias poco se podía hace.

 

La mayoría de las calles y veredas no contaban con pavimento y se transformaban en un lodazal, aumentado por el tránsito de carretas de bueyes, caballos y el acarreo de gran cantidad de vacunos en arreo a través de las calles del pueblo, lo favorable es que la mayoría de las casas eran grandes y había espacio para moverse dentro de ellas, una situación muy positiva es que había estabilidad, no se avizoraban grandes cambios, por lo mismo los niños pensaban que algún día tendrían un buen trabajo, tendrían su casa, su familia y todo seguiría tranquilo, en la década del 60 se comienzan a avizorar cambios que después adquirirían gran velocidad para terminar el siglo con grandes adelantos tecnológicos.

 

Volviendo a la vida en el pueblo, lo más arriesgado para los muchachos era portar una honda de elásticos y desparramar piedras a cuanto pajarillo se cruzara y a falta de estos algún perro vago pagaba las consecuencias, la entretención más común del fin de semana era ir a los alrededores del pueblo a pasear, buscar leña o algún fruto silvestre en especial, antes de 1960 prácticamente no había alumbrado público, solo hasta cierta hora, así es que los pueblos se veían sumergidos en una densa oscuridad lo que hacía que todo el mundo madrugara para aprovechar bien la luz del día, además los pueblos tenían una fuerte raigambre campesina lo que facilitaba esta forma de vida, el delito se limitaba al robo de alguna gallina, robo de ropa de los cordeles, cosas muy necesarias aunque no se justificaba el robo.

 

Ante la ausencia del uso de drogas, lo más común era la borrachera en alguna bodega provista de grandes pipas montadas sobre caballetes donde se vendía el pipeño y se consumía allí mismo, el vino en garrafas y botellas era mucho más escaso y caro y aquí se producía una situación muy especial, como los carabineros eran una policía semi rural, podríamos decir que en los pueblos del sur eran casi de caballería, no contaban con furgones y de vez en cuando algún borracho armaba un escándalo mayúsculo en las proximidades de una bodega, ya fuera porque ya no tenía dinero o estaba borracho y belicoso, llamaban los carabineros, que por no tener vehículos, tomaban cada de un brazo al borracho para llevarlo a la comisaria que estaba un tanto alejada del pueblo, el borracho se tiraba al suelo y era un espectáculo ver los pobres carabineros llevando al borracho, alertada por el escándalo llegaba la mujer del borracho que tironeaba para que no lo llevaran y lanzaba gruesos epítetos a los sufridos representantes de la ley que con toda seguridad una vez alejados del grupo ablandaban un poco al borracho con unos pesados bastones de luma y como nadie los iba a filmar el borracho entraba en razón y caminaba más tranquilo, una entretención eran las carreras a la chilena, organizadas al arbitrio de los carreristas, cada vez que una llegada era muy discutida salían a relucir los pencazos propinados con una gruesa correa de cuero para apurar al caballo y algunos desenganchaban un estribo y con el acariciaban la cabeza de sus oponentes hasta que se cansaban y terminaban en la ramada recomponiendo la amistad con pipeño a discreción, volviendo muchas veces abrazados a la pista de carreras.

 

Otra característica pueblerina era la celebración de la semana santa, que por la gran religiosidad de la gente y por el fuerte arraigo de la iglesia, era todo una sucesión de actividades comenzando por el Domingo de ramos, en que toda la gente llevaba un ramo de cierto árbol para que el cura los bendijera, así cuando había algún evento como una tormenta eléctrica se quemaban estas ramas para proteger la casa, continuaba la semana con mucha unción, durante la semana no se podía decir groserías y cada vez que se hacía había que decir “agáchate semana santa”, después venía el Viernes santo y todas las otras ceremonias, aún no se introducía la costumbre de los huevos de chocolate ni los conejos de la pascua de resurrección, todo se celebraba con mucha unción, aunque pocos entendían de que se trataba, la costumbre era participar sin averiguar demasiado, era la costumbre y había que hacerlo así, todavía no entraba la inquietud por examinarlo todo y menos aún por entenderlo, hay un consenso en que años atrás llovía mucho más que ahora y eso hacía que cuando el tiempo lo permitía había que aprovechar lo mejor posible el tiempo, habido es que no se contaba con gimnasios ni lugares techados, salvo los indispensables, el país era pobre en recursos y todo el mundo se resignaba a este tipo de vida, el verano especialmente en Collipulli era una época muy bendecida pues la proximidad del rio Malleco brindaba un excelente paseo a las familias los fines de semana y, para los niños de todos los días, un paseo barato y sano que permitía socializar a grandes y pequeños, además de ser un lugar de gran belleza que permitía un relajo y una tranquilidad muy valiosos, había que aprovecharlo a fondo desde Diciembre a Marzo cuando ya comenzaba a sentirse el frio del otoño y comenzaban a caer las primeras lluvias ya era tiempo de empezar a aprovisionarse de leña y carbón y se veía constantemente circular carretas de bueyes y también algunas con el piso alargado para poder cargar más carbón indispensable para cocinas, braseros y planchas para la ropa, también se vendían mucho los secadores de mimbre a los cuales se les ponía un brasero debajo y se secaba la ropa, pues a veces la lluvia podía durar una semana, sin posibilidades de secarla en el patio, el comercio era muy menor; una ferretería, unos pocos almacenes, un mercado de frutas y verduras, una botica, un par de tiendas en manos de árabes e italianos, algunos sastres, abundancia de zapateros para reparar los zapatos que eran muy caros, varias bodegas de vino, el infaltable club social para los de más recursos, una bomba de bencina, en un comienzo operada a mano, algunas carnicerías, un hospital muy antiguo, en un comienzo de madera con un solo doctor de medicina general, una oficina de la caja nacional de ahorros hoy Banco Estado, un hotel, unas cuantas panaderías, un cine llamado el teatro donde se exhibían películas en blanco y negro generalmente de vaqueros o mejicanos, muchas iglesias evangélicas, un convento franciscano y una parroquia, los basurales no causaban mayor problemas al no existir plástico ni nylon, casi todo era orgánico excepto unas muy pocas botellas de vidrio, tanto era así que por la abundancia de lluvia ya en unos 10 años se estaba harnereando el basural y usando el material para los jardines de la plaza de armas, que era muy bella con hermosos tilos y olmos en sus paseos, también había aquí un hermoso quiosco de fierro de estilo barroco, botín de la guerra de 1879 contra Perú y Bolivia, además de un artístico puente mecano sobre el rio Malleco de igual origen, este último fue arrastrado en una gran crecida del rio Malleco y por la torpeza de algún personaje poco visionario que hizo eliminar un cauce de desahogo del rio ante las crecidas.

 

Lo que los primitivos diseñadores del puente previeron inteligentemente, unos torpes lo eliminaron causando la perdida de una verdadera reliquia de la antigua tecnología.

 

En las plazas de armas de los pueblos se efectuaban los actos cívico militares con gran pompa, los colegios y liceos desfilaban causando a veces un espectáculo un tanto penoso por lo pobre de los atuendos, con unos actos que todo el mundo deseaba que terminaran luego, una curiosidad del sur es que el año nuevo era una fiesta más bien familiar, en cambio el 18 de Septiembre aparte de las ramadas propiamente tales, pues eran cubiertas con ramas naturales, al punto que tenían el aroma del pino o eucaliptus según el árbol usado, la mayoría muy pobres con piso de tierra muchas de ellas y con unas cantoras no tan afinadas, con mucho pipeño, chicha de uvas y otros tragos, se acompañaban de grasientas empanadas fritas, y como generalmente se hacían formando en conjunto una U, en el patio que se formaba deambulaban un par de carabineros montados que solo intervenían para separar a los más agresivos, se da el caso de un pueblo vecino Mulchén, en donde las ramadas se suspendieron definitivamente debido a que todos los años había muchos acuchillados.

 

Otra característica eran los juegos populares, con diversos juegos, el más destacado era el palo encebado, de unos 15 metros de altura y un billete puesto arriba en una cruceta, casi nunca nadie lograba el premio, volviendo a la plaza aquí se hacía un show, que es el que hoy se hace para el año nuevo, 18 y 19 al atardecer de juntaba gran cantidad de personas que reventaban cuetes, empanadillas, guatapiques, viejas, por parte de la municipalidad se lanzaban fuegos artificiales, globos y cañonazos, también ruedas con cohetes que daban vuelta a alta velocidad lanzando fuego de diversos colores, generalmente en algún local espacioso había un baile, un poco más seleccionado que las ramadas, bien protegido, pues no era raro que se desencadenaran fuertes lluvias transformando las ramadas en un lodazal tanto afuera como adentro, poniéndole mucha viruta que pronto se mojaba totalmente, muchos borrachos discutiendo con un poste, otros conversando con una pared, otros cantando a pleno pulmón con una voz aguardentosa, totalmente ajenos a la realidad que los rodeaba.

 

Por ser poca la cantidad de habitantes casi todos se conocían, eso era una ventaja, pues de alguna forma se protegían unos a otros, llegando incluso a saber dónde vivía cada uno, como mencione anteriormente el delito era muy escaso y eso proporcionaba mucha tranquilidad a todos los habitantes, además como el flujo de afuerinos era muy poco, más tranquilo era todo. Otro aspecto es la población del país y del sur, en lo que es el país a grandes rasgos podemos decir que la gran mayoría de los habitantes de Chile son descendientes de españoles, pero en la zona de Valdivia y Osorno y en las cercanías de Puerto Montt hay muchos descendientes de alemanes traídos en la década de 1850 por el gobierno de la época (en la Novena región tenemos un porcentaje no menor de mezcla entre mapuches y chilenos, a simple vista no se nota mucho, pero al observar los apellidos se ve que hay muchas personas en esa condición) estos inmigrantes fueron traídos por el gobierno, para poblar zonas con muy poca población y en el caso de la Novena región, para poblar una zona recién tomada a los mapuches.

 

Un agente del gobierno publicó avisos desde Francia para personas de nacionalidad suiza, ofreciendo traer las familias sin costo en barcos fletados, una vez llegados acá se les daría a cada familia 40 hectáreas de terreno, más los implementos indispensables para sobrevivir. Entre estas personas estuvieron mis antepasados, la situación era muy diferente entonces, en Suiza, la vida era esquematizada con pocas posibilidades de progresar, en cambio acá se les traía a una tierra virgen con muchas posibilidades de practicar la agricultura, con grandes bosques para explotar sin muchas cortapisas; sopesado esto, muchas familias se decidieron y hubo 3 colonias de unos 100 o más personas cada una, fue una gran aventura por lo demás, pues después que los soldados y agentes les indicaron su terreno, los dejaron solos en el bosque, hay que pensar que no conocían el idioma español casi todos hablaban el alemán, razón por la cual en un comienzo debieron mantenerse férreamente unidos, además casi no había ciudades cerca, lo más avanzado era Temuco y aquí se vio el empuje, tesón e inteligencia de cada familia, a pesar de que mi bisabuelo perdió una hija en un accidente, se sobrepusieron y junto a mi bisabuela que era una persona de muy buenas ideas comenzaron un lucrativo emprendimiento, habido es que antes de salir de Suiza vendieron la casa familiar a muy buen precio, con ese dinero mi bisabuelo apoyado por la inteligencia y las buenas ideas de su esposa importo un aserradero y un locomóvil, con los cuales instalo un negocio de madera que consistía en tomar los grandes trozos de los arboles cortados a la medida necesaria y transformarlos, en tablas, tablones y postes que se vendían muy bien por la necesidad de construir casas y el crecimiento de la población, la familia era numerosa, y había varios hijos varones, entre ellos mi abuelo, esto fue un gran aporte para el país si consideramos que la población del sur en especial estaba formada por personas en su gran mayoría inquilinos analfabetos, ya que la educación solo se impartía en las grandes ciudades, el analfabetismo era casi total, dicho esto debemos concluir que fue un gran progreso el que se introdujo al país, con gran valentía y esfuerzo, en el caso de mi bisabuelo, pronto falleció su querida esposa, con sabiduría practica busco con paciencia otra persona afín a sus ideales y se casó nuevamente, pero la desgracia nuevamente lo azoto quedando viudo de nuevo, volvió a buscar una nueva compañera la que si sobrevivió, finalmente volvió a Suiza con ella y terminó allá sus días, para mientras los hijos de su primera esposa ya se habían transformado en hombres y mujeres de bien, eso si él los dejo muy muy bien puestos económicamente. Mi abuelo quedo con un campo en las proximidades de Lautaro, después de varios años vendió ese campo y se fue un poco más al sur comprando un campo, muy bello con parte plana y parte de montaña, a orillas del rio Donguil, muy cerca del pueblo de Gorbea allí se crio mi padre y sus hermanos, la abuela era una persona de origen español de la zona de León en España, ellos fueron campesinos lo que hacía que su vida fuera tranquila, con buena alimentación y conocedores a cabalidad de las labores propias del campo, cada uno recibió su porción de campo, mi madre campesina también descendiente de europeos del norte recibió como herencia una importante cantidad de vacunos, andando el tiempo vendieron su campo y adquirieron otro campo cerca de Collipulli, pero no les fue bien y al final terminaron con nosotros su numerosa familia en el pueblo de Collipulli.

 

Antes de continuar deseo narrar algo acerca de los mapuches ya que fuimos criados entre ellos y después por mi trabajo viví varios años entre ellos; confinados a las reducciones después de separarlos de los extensos terrenos que usufructuaban eran llamados salvajes y barbaros, pero nada de eso es verdad, según mi conocimiento ellos vivían y, aún es así, empobrecidos en grado máximo, aunque hay que decir que un 30 por ciento aproximadamente salieron del campo y se asimilaron al país siendo muy buenos obreros, empleados, carabineros, profesionales e incluso parlamentarios, otro grupo un tanto menor se quedó en el campo cultivando la tierra en invernaderos y con tecnología, vendiendo directamente sus productos y también frutos silvestres, pero la gran mayoría quedo en los campos, criando ganado menor en su mayoría y cultivando sus campos sin tecnología, teniendo cosechas muy pobres, además, al no cercar los predios muchas veces los animales de algunos destruían los sembrados de los vecinos generándose conflictos entre ellos, el problema también es que los campos eran y son demasiado pequeños, por otra parte por siglos los guerreros se dedicaban a la caza y la guerra y las mujeres a cultivar algo, criar los hijos y todo lo domestico, al tiempo actual la gran masa que permaneció en los campos hace su trabajo en forma independiente sin horarios, lo que los complica cuando toman algún trabajo formal, es su forma de ver la vida, además entre ellos no existe el robo, cuando algo se pierde se considera que es culpa del dueño por no saber cuidar lo suyo, se produce entonces este cuadro: 8 vacunos pastando, un abuelo sentado bajo un árbol cuidándolos, 12 cerdos y un muchacho con ellos a la vista, 15 ovejas una anciana mirándolas y así, todos los animales tienen su cuidador, incluso a veces tienen una casetitas hechas de ramas donde se instala el cuidador o cuidadora, durante el tiempo que trabajé con niños mapuches en una escuela, era un placer trabajar con ellos, respetuosos, tranquilos, en una oportunidad llegue a tener 90 niños pequeños en una sala y no había ningún problema, pero por el año 2008 más o menos volví a trabajar en escuelas rurales con mapuches y ahí me encontré con la sorpresa de unos personajes camuflados como profesores pero que constantemente le decían a los muchachos cosas disociadoras, luego estos personajes desaparecieron y supe que habían viajado al extranjero para capacitarse, pero su labor fue bastante negativa, esto que escribiré ahora puede parecer fuera de lugar, pero lo relatare tal como lo viví, trabajando en una escuela de niños mapuches en la localidad de Chol Chol, de pronto se enfermó el profesor encargado de ir a una reunión de escuelas mapuches, la que era dirigida por un supervisor de la Secretaria Regional de Educación y él les traía, según él, una muy buena noticia, se restarían 2 horas semanales de castellano para hacer dos horas semanales de mapudungún, ¿Qué les parece pregunto? Se produjo un gran silencio y los delegados de las escuelas señalaron que los apoderados de los niños mapuches les habían preguntado ¿y para qué queremos que nuestros hijos aprendan algo inútil? Si quieren hacer cambios pónganles horas de inglés que es algo útil, me quedé asombrado y el supervisor se quedó mudo, y trató de terminar la reunión de la forma más pacifica posible, sin insistir en absoluto en el tema, lamentablemente gran parte de la propaganda que existe está dirigida al turismo que es una fuente de ingresos no despreciable, el abandono existente lo aprecié en mi primera escuela mapuche, debimos hacer una campaña, para que los niños en sus casas motivaran a sus padres a hacer una letrina o bien lo hicieran ellos en forma primitiva, las escuelas ayudaron mucho con los programas de alimentación, ya que muchos niños estaban en un avanzado estado de desnutrición, y ya en esos años había falta de agua potable pues los pozos escolares eran mal planificados, tenían agua hasta Octubre por su poca profundidad y a diario era necesario traer agua desde buena distancia para baños y alimentación una realidad triste, pero una labor muy altruista de los profesores destinados a las escuelas rurales, que era su compromiso de contrato.

 

En los pueblos los mapuches daban un espectáculo muy hermoso sobre todo las mujeres con sus trapelacuchas (mapundungún: aguja prendedora) este es un adorno de plata muy hermoso con sus chamales que es un gran paño cuadrangular de color negro que envuelve todo el cuerpo sujeto por un alfiler, con su trarihue que es una faja que se atan a la cintura, ellas siempre muy trabajadoras vendiendo verduras con un canasto y soplillo que es trigo todavía verde muy sabroso para cazuelas. En una oportunidad con uno de mis hermanos llevamos desde Ercilla un equipo de chueca o palin a jugar con otro equipo de Caillin en las cercanías de Collipulli, nosotros no nos imaginábamos como eran sus costumbres en detalle. Llegamos al lugar y el equipo local vino con sus loncos a dar la bienvenida a los visitantes; Tomó la palabra el representante de los dueños de casa y dio la bienvenida a los visitantes ¡Hablo una hora y media sin parar! El visitante no dijo nada, luego le toco a él, otra hora y media sin parar, luego vino el juego a la chueca o palin, una cancha angosta pero de unos 200 metros de largo, con una barra compuesta de mujeres en cada esquina provistas de abundantes ramas de canelo ¡cuatro horas!, luego vinieron 2 horas de masatun; un baile monótono en que se da vueltas y vueltas alrededor de una ramas grandes de canelo, ya oscureciendo vino la comida ¡un caballo entero cocido en unas 20 ollas en fuegos en el suelo! a esas alturas ya teníamos tanto frio y hambre que atacamos el caballo sin pensarlo, yo comí un poco porque es una carne buena pero de fibra gruesa a la cual no estábamos acostumbrados, finalmente ya entrada la noche fuimos a dejar al equipo visitante y esa noche el caballo le paso la cuenta a mi hermano pues comió mucho. De aquí sacamos una moraleja: cuando los mapuches hablan…… hablan, cuando juegan…….juegan, cuando bailan …… bailan y cuando comen…. Comen, no son nada de mezquinos en sus costumbres. Famosos son sus Nguillatunes o rogativas para que llueva y haya una buena cosecha, que solían durar hasta cuatro días y en el baile del masatun algunos caían rendidos y eran retirados a la orilla de la pista de baile para que se repusieran del agotamiento, siempre dirigidos por los loncos o jefes y las machis o curanderas, cuando había diferencias se dirimía con una pelea al lonco que consiste en tomarse de los hombros y darse sonoros cabezazos, generalmente terminaban bebiendo bastante pulco (mapudungun: vino) y la diferencia se olvidaba y todo en paz.

 

Para quien no viva en la zona y no conozca se imagina que la zona es un volcán y realmente no es así, son focos en donde se ha introducido la violencia que vemos en los diarios y televisión, lo que sí es efectivo es que ha aumentado la pobreza, y esto por una razón bastante simple: En la zona el fuerte es forestal, agrícola y ganadero, esto requiere de mucho capital en máquinas, animales, cercos, galpones y esto genera trabajo y movimiento económico en forma transversal, pero si -como vemos a diario- constantemente se están quemando maquinas, galpones, matando vacunos, robando grandes cantidades de madera, nadie desea invertir y eso hace que no haya trabajo, es un asunto bien complicado, pero tomando un ejemplo; entre Temuco y Chol Chol hay casi 30 kilómetros de tierras mapuches y no hay cercos, nada plantado, ningún caballo, vacuno u oveja la pregunta lógica que surge es ¿para que desean la tierra? La única explicación es que desean tenerla porque era suya en el siglo XIX, es razonable, pero como la tierra ha ido siendo vendida varias veces es un asunto que debe solucionar el gobierno y el cual es bastante complejo. Volviendo a la zona de Malleco su tierra es especial para el cultivo de cereales, trigo, avena, cebada y hasta no hace mucho había grandes haciendas y fundos, algunos hasta de 10.000 hectáreas, estos grandes predios movían buenos capitales y contaban con mucha maquinaria y tecnología, criaban gran cantidad de vacunos, pero su fuerte era el trigo, al punto que a la zona se le llego a llamar el granero de Chile, se sembraba enormes potreros de 100 cuadras o más produciendo rindes de 100 por uno, los dueños de los fundos vivían en Santiago en el barrio alto en hermosas mansiones, y en primavera y verano venían a ver a sus administradores y a supervisar la cosechas, pero las industrias forestales con sus grandes capitales presionaban a los funcionarios para que declararan la tierra no apta para cultivo de cereales y comenzaron a comprar fundos por todas partes, hoy en día unos 650 kilómetros de la carretera cinco sur -desde Chillán hasta Osorno- están forestados con pinos y eucaliptus, lo que ha significado la perdida de especies nativas, de la fauna como los choroyes que se alimentaban en los terrenos abiertos.

 

También ha habido enormes daños a la población campesina y al país pues los pinos y sobre todo los eucaliptos consumen gran cantidad de agua secando las vertientes al punto que las municipalidades, con el aporte de todos nosotros, se ven en la obligación de usar enormes recursos para proveer de agua para consumo humano en camiones aljibes, y todo esto para que las grandes compañías forestales ganen cifras siderales de dinero, sin ni siquiera dar trabajo a los campesinos pues explotan sus bosques con máquinas y prácticamente no necesitan mano de obra. En lo que se refiere a la provincia de Malleco, hoy felizmente se han instalado muchos cultivadores de berries, aunque esto también está complicado por los constantes ataques.

 

Un verdadero monumento de Collipulli es el convento franciscano que data de 1897, es una obra sencilla pero de buenas líneas arquitectónicas, resulto muy dañado en el terremoto de 1960, al punto que cayo su campanario y tuvo que ser reemplazado por una cruz, nuevamente el terremoto del 2010 lo afecto mucho quedando inhabilitado para funcionar, es destacable que en tiempos en que el pueblo no contaba con humanidades, don Honorio Aguilera formara un liceo que ayudó a educarse a muchos jóvenes del pueblo supliendo una gran necesidad educacional necesaria en ese momento.

 

El ferrocarril. No puedo dejar de comentar sobre este importante medio de transporte y carga que movilizó, en forma casi exclusiva por casi un siglo al país, con sus estaciones casi todas centenarias, su gran patio de maniobras, con 10 o más líneas para desviar los carros con carga a diversas líneas secundarias contando para ello con personal especializado para los desvíos, a fin de que la locomotora dejara los carros donde fuera necesario, también aparte de la estación había una bodega para recibir la carga menor y otra para recibir grandes cargas como los quintales de abonos y fertilizantes, contaba además con un corral y un cargadero de vacunos, cerdos o caballares, la totalidad de la carga del país se transportaba por ferrocarril, los pueblos sentían constantemente el ruido atronador de las poderosas locomotoras a vapor que arrastraban gran cantidad de carros con mercaderías incluido el combustible, había un tren especial que los días Viernes después de las doce del día  traía frutas y verduras desde la zona central, esta mercadería vegetal era transportado desde el tren en carretones tirados por caballos hasta verdulerías, mercados y puestos. En la temporada de sandias y melones algún comerciante compraba un carro completo y ponía una especie de rancha donde los vendía más barato. En cuanto a pasajeros, la exclusividad total era de ferrocarriles, aquí se usaban las locomotoras más modernas y rápidas. Los vagones de pasajeros de tercera clase, los más baratos, tenían asientos muy duros, aquí se podía llevar aves vivas en sacos, y diversos productos como canastos de cerezas y otras cosas, todo era muy abigarrado, los vendedores ambulantes pasaban a cada rato vendiendo un sin fin de mercaderías, desde naipes hasta remedios mágicos, cada cierto tiempo pasaba un empleado del tren que voceaba: malta, papaya y pilsener; cerca de la hora de almuerzo pasaba otro personaje que ofrecía carbonada y almuerzo, los baños eran infernales por su aseo y olor, más adelante iban los carros de primera con asientos con respaldo altos muy cómodos, los baños bastante aseados, no entraban ni vendedores de afuera ni del ferrocarril pues un carro más adelante iba el coche comedor y más adelante, detrás del carro del equipaje, iba el coche dormitorio, muy elegante. En cada pueblo el carro de equipaje dejaba el correo y las encomiendas, también venía un personaje que traía los últimos diarios y revistas que vendía rápidamente, durante la parada del tren, el sistema de enganche de la locomotora con los carros era a través de unas especies de muelas y el sistema de vapor no permitía paradas ni partidas muy suaves, las locomotoras llevaban apegado un tender o carro carbonera que llevaba carbón de piedra para mantener el calor de la máquina y atrás llevaba un depósito de agua, en cada estación había una llave gigantesca abastecida por un estanque enorme para que las locomotoras cargaran el agua que generaba el vapor. Para cargar el agua la locomotora debía frenar en el lugar exacto para que la llave coincidiera con el estanque del tender, de no ser así la locomotora debía retroceder o avanzar unos metros produciendo una especie de tironeo en cadena muy molesto para los pasajeros, el ver partir la maquina era un espectáculo: lanzando chorros de vapor y patinando de pronto sobre el riel mojado, haciendo sonar su bronco pito.

 

Por una razón desconocida el tren de pasajeros podía partir con horas de atraso, lo que hacía que la gente esperara en las desvencijadas salas de espera que muchas veces se llovían, muchos pasajeros comían su roquín en la sala de espera, generalmente pollos cocidos o huevos duros, con buen tiempo la estación era un paseo, especialmente con un tren que pasaba a las 11 A.M. que venía de Concepción, este traía pescados de Talcahuano, las últimas revistas y diarios y como la hora era cómoda las invitaciones eran ¿Vamos a darle la pasada al tren de 11?, la idea era ver alguna cara nueva, alguna novedad, porque la vida en los pueblos era tranquila, pero también monótona, en las noches y la madrugada al haber más silencio, se podía apreciar claramente el paso de un tren. Cuando venía entrando al viaducto del Malleco un tren desde el sur, debía hacerlo lentamente, pero si disminuía la presión de la locomotora de algún tren de carga, se sentía como la maquina se detenía y se oía como el maquinista la retrocedía unos 500 metros, y una vez le habían subido la presión a la máquina, esta podía atravesar el viaducto lentamente, aunque sin detenerse. Cuando corría viento sur se escuchaba claramente toda la maniobra.

 

Un espectáculo era ir a mirar cuando los maquinistas formaban los trenes, pasando de una línea a otra gracias a la operación de los cambios que hacía el palanquero. Los trenes rápidos o flechas con su característico color rojo y siempre con máquinas diésel muy veloces, se cruzaban en Collipulli uno iba a Santiago y el otro venía de Santiago rumbo a Puerto Montt, solo llevaban carros de primera y solo paraban en estaciones grandes, era lo más rápido, pues la aeronáutica aún estaba en pañales, lo cierto es que la vida era mucho más lenta por obligación. Otro aspecto muy importante es que el ferrocarril llegaba a todo Chile y debido a eso tenía 1 y 1000 ramales, por ejemplo entre Angol y Renaico, estaciones como Trintre (mapudungún: Crespo), Coigüe (mapudungún: Lugar de mucha agua), Rari ruca (mapudungún: Cabaña de arbustos) la cual se encuentra entre Victoria y Curacautin y otras estaciones más al sur como Antilhue (mapudungún: Lugar soleado) Pishuinco, Polloico, Huellelhue; el ferrocarril llegaba a todas partes, ahora explicare las razones. La ruta vial que unía Santiago al sur el país era el camino longitudinal sur. Era camino solo hasta Chillan, de ahí al sur era una huella a la cual ni siquiera se le hacía mantención al ripio, no tenía ninguna incidencia en lo económico, solo algunos adinerados se arriesgaban a transitar por el longitudinal sur en Diciembre, Enero y Febrero, además en varios sectores no había puentes; por ejemplo el rio Mininco había que cruzarlo en una balsa que era movida por el esfuerzo de un hombre que tiraba de un cable, era solo para vehículos livianos, más adelante cuando habilitaron algunos puentes, camiones de 8 toneladas se arriesgaban en verano y si los sorprendía una lluvia, tenían que esperar hasta 10 días a que el camino se secara para desenterrar el camión del barro, uno podía andar horas por el camino incluso en verano y no pasaban autos, aparte de que tenía cuestas muy pronunciadas y curvas demasiado cortas, entonces para cualquier viaje de más de 20 kilómetros había que recurrir al ferrocarril, además el camino pasaba por dentro de todos los pueblos lo que hacía más lento el desplazamiento, también debemos decir que el parque de camiones era mínimo y de buses inexistente, recién en el año 1960 se empezó a construir pomposamente la carretera panamericana con una pista hacía el sur y otra hacía el norte lo que generaba tacos de más de 20 kilómetros cuando un camionero se apoderaba de la pista a 25 kilómetros por hora todo el tiempo que a él se le ocurriera y había que orar para que entrara en algún pueblo cercano, un cordón de cerros a salvar era la cuesta de Lastarria en la parte sur de la provincia de Cautín, eran unos 17 kilómetros de subidas y bajadas, amén de la peligrosa cuesta del Malleco, por eso el tren era amo y señor del transporte de carga y del desplazamiento de personas.

 

Pasare ahora a narrar lo que significaba la escuela primaria, era 95% publica y 5% particular pagada, los profesores eran educados en su totalidad gratis en las escuelas normales del país y el compromiso era trabajar un mínimo de 3 años en escuelas rurales, que muchas veces no tenían un local adecuado y funcionaban en viejas casonas, los profesores no tenían donde estar, con suerte conseguían alguna pieza abandonada, debían prepararse su propia comida y el primer sueldo les llegaba 8 meses después de empezar a trabajar, muchas escuelas eran unidocentes; esto significaba que el profesor debía arreglárselas para hacer clase de primero a sexto primario, no existían las manipuladoras, el profesor con algunas niñas más grande o alguna apoderada debía encargarse de tener el almuerzo todos los días; no podía faltar el almuerzo pues había niños que venían de 4 o 5 kilómetros a la escuela, era un verdadero apostolado, el profesor era la autoridad, el combustible para la escuela y su cocina; a los dueños de fundo, verdaderos sátrapas, no les simpatizaban mucho las escuelas, así es que su cooperación era mínima, pensaban que la gente del campo estaba bien sin educación. Pasando a las escuelas de pueblo, eran muy democráticas, asistían desde hijos de gente acomodada hasta niños del campo que apenas calzaban ojotas, su vestimenta a veces tenía muchos parches, los profesores eran muy homogéneos, todos salidos de las escuelas normales y ya habían pasado años en escuelas rurales, las escuelas de los pueblos eran edificios vetustos y antiguos muy poco acogedores y los profesores aplicaban una disciplina pareja, pero fuerte, se castigaba el atraso, las tareas eran para cumplirlas, si no se cumplían había disciplina, el orden era esencial, debíamos ir formados hasta dos cuadras salidos de la puerta de la escuela, las groserías eran severamente castigadas, el patriotismo era inculcado con fuerza, el respeto a los profesores era condición sine qua non, los padres apoyaban la disciplina de la escuela sin rebatirla, para mí personalmente por mi timidez y mi corta estatura fue duro, siempre era el más débil y pequeño. Los profesores en cuanto personas eran dedicados, algunos incluso cortaban el pelo a sus alumnos, una situación de terror era cuando el profesor decía: a ver niños vamos a revisar los dientes y luego decía imitando la suerte de los gladiadores con el pulgar hacia abajo: Pérez, Rojas, Martínez y González mañana van al dentista y al otro día temprano salían los condenados a cargo del más grande entre ellos con el cuaderno con la lista, el problema es que, como todo en el país en aquellos tiempos, muchas veces la anestesia no funcionaba. Otra situación complicada era cuando el profesor daba una poesía a estudiar, eso no era optativo, caían varillazos al que no la memorizaba y el profesor de pronto decía a ver tu Sánchez vas a recitar esa poesía en el acto matinal del Lunes; era un suplicio estudiar Sábado y Domingo, pero había que cumplir sin excepción, otra situación complicada eran los actos y desfiles patrióticos, los actos eran de nunca acabar y para el desfile había que esperar horas, cada uno rogaba que todo terminara luego, lo cierto era que había situaciones complicadas, el almuerzo era solo para los niños que venían del campo, la pobreza hacía que usáramos cuadernos de 20 hojas, ni la pluma fuente ni el lápiz a pasta aparecían aún, así es que cada banco bipersonal tenía un hoyo para poner un tintero, y se escribía con una pluma que se untaba en el tintero y que a veces la maldita dejaba caer un goterón de tinta en medio de la hoja, todo esto tenía bastantes ventajas después de un par de varillazos nadie quería llegar atrasado a clases, cuando tocaba la tercera sesión de campanadas cerca de la escuela se veía una gran cantidad de niños que corrían hacía la escuela aprovechando el minuto que el profesor de turno se demoraba en empezar a formar la fila de atrasados y sabedores de lo que se les venía algunos trataban de ponerse cuadernos en el trasero para protegerse, pero era inútil, si el profesor estaba de humor determinaba que se diera una vuelta al patio de la escuela en cuclillas, haciendo sapitos como se le llamaba, el problema es que el ayudaba a los más lentos con unos amables varillacitos, en la sala, más valía aprenderse las tablas o las poesías, de lo contrario caía a una fila, al terminar el profesor le decía al primero “dale dos varillazos a cada uno” y si este pegaba despacio pensando que después le iba a tocar a él, el profesor le decía “así que no sabes pegar, yo te voy a enseñar” y le daba dos varillazos concentrados, por lo tanto los otros pegaban duro, a veces había que estar sentado de lado por unos dos o tres días, era la forma de pensar y todo el mundo lo aceptaba, por otra parte no se aceptaba el habla sucia, se reforzaba la idea de cumplir sus compromisos; así y todo para mí en lo personal fue una etapa dura, ya el solo hecho que uno esperara que pasara rápido muestra que fue un trago amargo, aunque al tener varios hermanos, como en mi caso, se hacía más amable.

 

Las escuelas urbanas eran casi todas segregadas tanto de niños como de niñas, no así las rurales que eran mixtas, pero vuelvo a insistir porque al tener reglas más duras nos preparó mejor para la vida y los desafíos que conlleva, los profesores eran más dedicados a su trabajo, se preocupaban de llevarnos a paseos, nos cortaban el pelo, se preocupaban de la pediculosis, nos enviaban al dentista, nos hacían ver la eficacia del orden y el respeto y ellos daban el buen ejemplo.

 

El liceo fue otra cosa, una experiencia mucho más amable, se acabó el castigo físico, los liceos eran mixtos en la mayoría de los casos, los profesores trabajaban por ramos, lo que hacía una diversidad de personalidades, nos respetaban y nos daban muy buen trato, es como si de pronto fuéramos personas diferentes, el hecho de interactuar con niñas era una novedad muy agradable, un alto porcentaje de niños de la escuela primaria ya no continuaban en el liceo, había una especie de selección, un deseo de saber más, de conocer y los profesores lo captaban, además siempre en los pueblos los liceos tenían menos matricula que las escuelas primarias lo que hacía que todo fuera más familiar; personalmente estudié en un liceo pequeño con 15 o 20 alumnos por curso y esto hacía que el liceo fuera casi familiar, todos los compañeros nos conocíamos, además en un comienzo el liceo fue levantado por la perseverancia de unos idealistas que consiguieron que los profesores trabajaran gratis, eso demuestra su calidad como personas, nos estimulaban y nos trataban con respeto, aunque esto no quiere decir que no hubiera orden, la diferencia es que acá se hacían anotaciones al libro y se llamaba al apoderado lo que era muy temido, un ejemplo de aquellos tiempos nos puede ayudar a entender: Las fiestas o malones empezaban a las 3 de la tarde y terminaban a las 8, para el baile las niñas estaban en un lado y los varones al frente, para sacar a bailar a una niña había que atravesar toda la pista con el riesgo que la niña le dijera que no delante de todos, por eso la sabiduría practica decía que había que invitar a bailar a la menos agraciada, así se reducían riesgos, el respeto era la moneda de cambio en todo ámbito, la malla curricular era cien por ciento humanista estudiábamos francés, economía política, psicología, filosofía, educación cívica, se enfatizaba mucho la historia universal, la de Chile, también la geografía, debíamos saber casi de memoria todos los presidentes de Chile desde O’Higgins en adelante y ya comenzaban a verse las inclinaciones artísticas de algunos, hay que considerar que al terminar el liceo un licenciado podía entrar a trabajar en el correo, un banco, el registro civil, ferrocarriles, o podía hacer un curso de dos años en una escuela normal y ser profesor, eso quiere decir que las, humanidades eran la llave para tener mejor pasar en la vida, no se requerían seminarios, ni cursos pagados, por esa razón el liceo era apreciado y respetado, lamentablemente la gran mayoría solo terminaba la escuela primaria quedando casi obligados a trabajar como obreros o ser carpinteros, mecánicos, carabineros, albañiles, por supuesto que no desmerece, pero eran trabajos sacrificados y no tan bien remunerados, si uno deseaba continuar debía rendir bachillerato y tratar de entrar a la universidad que era gratis, pero solo había 8 universidades en el país y a veces estaban muy lejos de los pueblos, por esa razón había que tener dinero suficiente para pagar una pensión, lo cual casi nunca se podía, y estaba el acostumbrarse a vivir solos, hay que pensar que éramos mucho más pueblerinos y por lo tanto apegados a la familia, las pensiones de estudiantes no tenían ni la comodidad, ni la amabilidad a la que uno pudiera estar acostumbrado, muchos se quedaban trabajando como profesores en las pocas escuelas particulares que había, recuerdo un profesor de matemáticas muy bueno que solo había estudiado hasta quinto año y después termino las humanidades, aquí debo acotar que el estudiante tenía mucho menos distracciones para el estudio, además una realidad era que al terminar sus humanidades era casi seguro obtendría algún trabajo medianamente remunerado, pues debido a la realidad del país se necesitaba personas un poco más preparadas, además en vez de tantos cursos al entrar a un trabajo la empresa fuera pública o privada le asignaba un funcionario que lo iba capacitando hasta que se manejara correctamente, lamentablemente hoy el mercantilismo ha hecho que se creen miles de cursos, gran cantidad de ellos inútiles y aun así caros, al trabajar tantos años en la educación he observado que al ser cada alumno un cliente por el cual se paga subvención, cada vez que los estudiantes no cumplen con los objetivos hay diez razones para justificarlo y promoverlo, todo esto ha hecho que baje el nivel educacional al punto que hoy tener educación media es irrelevante, lamentablemente muchos liceos de décadas de prestigio hoy no son prestigiosos, pues sus estudiantes se ven envueltos en los movimientos estudiantiles y los que desean estudiar se ven perjudicados por largos periodos sin clases.

 

 

Fenómenos telúricos y atmosféricos

 

El primero al que me abocare ocurrió en el mes de Mayo de 1960; tiene dos etapas con sus características, la primera de ellas afecto más directamente a la zona desde Concepción hasta Talca aproximadamente, esto ocurrió el 21 de Mayo de 1960 a las 06:02 A.M. con epicentro en la península de Arauco y a unos 25 kilómetros de profundidad, su magnitud fue de 8.3 con varias réplicas, ocasionando daños a un tercio de las edificaciones en Concepción y dañando el 65 por ciento de las edificaciones de Talcahuano, 125 personas fallecieron con este terremoto. En Concepción, el puente San pedro sobre el rio BioBio se cortó en tres partes, todas las casas más antiguas cayeron, la Universidad de Concepción resulto con serios daños, la torre de la estación de ferrocarriles se derrumbó, varias iglesias fueron destruidas, el colegio inmaculada Concepción debió ser demolido, en calles como Maipú, Freire y los Carrera los locales comerciales quedaron hechos escombros, el liceo de niñas se quemó de arriba a abajo, el liceo técnico de niñas se derrumbó, casi todos los autos en los garajes quedaron aplastados, en la provincia de Ñuble hubo muchísimos daños, por todas partes las calles se agrietaron, la última réplica del terremoto de Concepción se produjo 15 minutos antes del terremoto cataclísmico de las 15:11 del día siguiente, cuyo epicentro estuvo situado entre Traiguen y Lumaco, el cual que tuvo una magnitud de 9,5 grados Richter, con una duración de 10 minutos, siendo el mayor terremoto registrado y medido a la fecha en el mundo, los transeúntes no podían mantenerse en pie, afecto unos 1000 kilómetros lineales dejando pueblos enteros reducidos a escombros, por ejemplo caleta Queule desapareció, al igual que Tolten. Este sismo fue percibido a nivel planetario, causo maremotos a lo largo del Océano Pacifico e incluso provocó la erupción del el volcán Puyehue, causando en total unas 5000 muertes, hubo importantes replicas con muchos daños hasta el 6 de Junio. En el desagüe del lago Riñihue se produjo un tapón de barro al desmoronarse un cerro, esto hizo que se empezara a acumular agua, al punto que si no se hacía algo para liberarla y se venía un aluvión cuando la acumulación de agua desbordara el tapón Valdivia desaparecería. Se trajo maquinaria pesada, pero debido a las intensas lluvias las máquinas se enterraron y se perdía más tiempo desenterrándolas, de aquí que el trabajo debió hacerse a mano y más de 500 hombres trabajaron por turnos día y noche para ir soltando el agua de a poco, fue una lucha titánica, todo el país estaba pendiente y las noticias por radio se sucedían una tras otra, esto era bajo el gobierno de don Jorge Alessandri Rodríguez, el cielo era surcado día y noche por los poderosos aviones Globe Máster de la fuerza aérea Norteamericana, la ayuda llegaba de todo el mundo, EEUU regalo un hospital de campaña completo, el país estaba conmocionado, hubo muchos derrumbes en la carretera ya de por sí muy elemental, el ferrocarril fue vital en la emergencia, uno de los terraplenes del viaducto del Malleco anduvo cediendo, felizmente al viaducto propiamente tal no le paso nada, de todo lo malo salió algo positivo, de aquí en adelante se comenzó a construir casas y edificios más preparados para sismos, las casas de barro -a veces de hasta 100 años- se derrumbaron, además se construyeron escuelas, hospitales, cárceles y puentes nuevos resistentes a sismos. A raíz del terremoto el terreno bajo en Valdivia permitiendo que el agua entrara por el rio Cruces inundando unas 6.000 hectáreas que nunca más fueron utilizables, sino quedaron solo como humedal, cuando uno sale al sur de Valdivia la carretera antigua va por un relleno y lado a lado del camino está todo inundado pudiéndose ver aún las estacas de los cercos que separaban los potreros, es decir se perdió una enorme extensión de terreno útil para la agricultura y ganadería, el terreno se hundió 2,7 metros. Se pueden ver también postes de teléfono sumergidos de Valdivia al sur, en Maullín y Chiloé el hundimiento fue brutal, la isla Guafo se levantó cuatro metros y la isla Guamblin se alzó 5,6 metros, 2 millones de personas perdieron sus hogares. En Hawaii 15 horas después el tsunami originado por el terremoto causo 65 muertes, en Filipinas las olas mataron 32 personas, en Japón en la región de Honshu llegaron olas de 5.5 metros que destruyeron 1600 hogares y mataron 138 personas. El sismo fue tan fuerte que hizo vibrar todo el planeta, afectando la rotación de la tierra. En el puerto de Corral el mar se elevó 4 metros antes de comenzar a retraerse rápidamente arrastrando barcos ubicados en la bahía como el Santiago, el San Carlos, y el Canelos, luego una ola de 8 metros azoto la costa matando cientos de habitantes por su velocidad de 150 kph, retrocedió y de nuevo volvió una ola de 10 metros insertando el Canelos de unas 4000 toneladas un kilómetro y medio rio arriba, dejándolo atravesado al medio del rio Cale Calle, el barco Haverbeck fue arrastrado por las olas, el remolcador Pacifico fue engullido por el mar. Cerca de Ancud 200 botes con pescadores que se hicieron a la mar fueron tragados por las olas, sus más de 500 ocupantes murieron, el tsunami se propago hacía el norte y llego a isla Mocha con olas de 30 metros. Queule, Ancud y Puerto Saavedra fueron destruidos, el agua de los ríos Valdivia e Imperial entró más de 20 kilómetros tierra adentro, una ola gigante en Corral arrastro al vapor Chancharro, en Corral bajo no quedo nada, el terreno quedo plano, muchas casas que había ahí simplemente se las llevo el mar algunas con la gente adentro, este megasismo y el tsunami generado fue algo nunca visto, personalmente era muy joven y sentí toda la fuerza y magnitud de este gran terremoto.

 

Otro hecho sin tanta publicidad ocurrió a mediados del año 1965 y afecto a Collipulli y la parte norte del pueblo hasta Lolenco y Mininco, una noche de Domingo se sintió viento y lluvia, pero dio la impresión de no ser nada importante, no obstante en algún momento se dejaron sentir rachas de viento cercanas a los 200 kilómetros por hora, el caso, es que el pueblo quedó lleno de cercos en el suelo y cañones de cocina y planchas de zinc por todos lados, pero donde más se notó la furia del viento fue a la salida norte de Collipulli, todas las plantaciones de pino tenían cada 50 metros entradas de unos 80 metros de profundidad en donde todos los arboles estaban quebrados como a un metro de altura y después venían 50 metros en que los arboles no tenían daño, en Lolenco un par de gigantescos eucaliptus cayeron sobre una casa matando a una familia, como en el pueblo no había ni radio ni periódico, la noticia no tuvo mayor difusión, pero fue un suceso nunca visto en la zona, personalmente vi los bosques diezmados quedando la mitad de sus árboles con gran perjuicio para los dueños de esos campos.

 

Otra situación memorable fue una copiosa nevazón de por lo menos 40 centímetros, que en los siguientes 65 años no ha vuelto a repetirse, fue en el año 1955, y fue algo tan inusual que escuelas y el liceo suspendieron sus clases para salir a jugar con los niños de otras escuelas y del liceo haciendo guerra de bolitas de nieve y corriendo por todo el pueblo, haciendo grandes monos de nieve, en las casas casi todos debieron botar grandes cantidades de nieve con pértigas largas y firmes, pues los techos sin mucha inclinación corrían el riesgo de derrumbarse, un fenómeno hermoso, pero también difícil, felizmente en aquel tiempo el desplazamiento de vehículos era mínimo, lo que permitió que no hubiera accidentes ni vehículos empantanados.

 

Un último evento  climático ocurrió a comienzos de la década de 1960, vino un año extraordinariamente lluvioso, aunque el rio Malleco no podía amenazar al pueblo ya que esta 100 metros más abajo, después de varios días seguidos de lluvia venía tan crecido que se salió para cada lado como una cuadra trayendo grandes troncos y árboles completos; llego un momento que casi empezó a tocar el viejo puente mecano traído del Perú y cuando ya casi llegaba a la plataforma misma del puente, carabineros corto el tránsito y pese a que unos camioneros rogaban por pasar aun viendo el peligro, el carabinero se mantuvo firme, los camioneros pensaban en la vuelta de más de 100 kilómetros que necesitarían para seguir al sur. He aquí una anécdota: un camionero trataba de convencer al carabinero de que lo dejara pasar, y en eso llego un personaje de vialidad y le dijo al carabinero “déjelo pasar no más si no va a pasar nada malo”, el carabinero lo quedo mirando y le dijo; bueno lo dejo pasar, pero va a ser bajo la responsabilidad suya, el funcionario de vialidad se quedó pensando y volviéndose hacía el camionero le dijo “sabe amigo pensándolo bien es muy peligroso que pase, no mejor vaya a darse la vuelta no más”. La conclusión de este asunto no tardó en llegar, la riada trajo un árbol gigantesco que quedó atascado en el puente y comenzó a hacer un taco gigantesco de ramas y árboles -de unos 50 metros y más alto que el puente- el cual comenzó a tiritar ostentosamente y de pronto literalmente exploto, saliendo expulsado unos 20 metros rio abajo quedando todos los fierros retorcidos y el puente totalmente inutilizado, huelga decir que se construyó uno más firme y más alto, ya estaban empezando a usarse camiones de cierto tonelaje y aún no se construía el viaducto carretero y todos los vehículos debían pasar por el bajo del Malleco, ya estaba la panamericana así es que como la cuesta era muy empinada y tenía unas curvas muy cortas los camiones comenzaron a contratar tractores para ir ayudando al motor del camión, a veces iban 2 tractores ayudando al camión y cuentan que más de un malintencionado durante la noche le ponía un arado al tractor y araba un trecho del camino para que los camioneros se vieran obligados a contratar 2 tractores por lo menos. Aquí ocurrió otro hecho anecdótico: un día un camión vacío con una rampla muy larga que venía de sur a norte patinó y por alguna razón se fue hacia atrás y la rampla se salió del camino y quedo colgando en una quebrada, milagrosamente pues la cabina quedó al borde del barranco; pues bien le pusieron dos tractores y más el motor del camión y no lo movieron, le amarraron un tercer tractor con un cable de acero y los tres tractores se levantaban un metro sobre sus ruedas traseras y no lo movían, en eso venía subiendo una motoniveladora, el camionero le pidió ayuda, el chofer de la motoniveladora un poco de mala gana, porque él no estaba ganando dinero como los de los tractores, accedió y le dijo: amarre Ud. el cable al camión y al chasís de la máquina, listo le dijeron, el hombre acelero la máquina y de un solo envión fue tirando al camión y poniendo la rampla sobre tierra firme, el hombre acepto el agradecimiento del camionero y siguió su camino sin inmutarse, el camionero dio algún dinero a los tractoristas que se quedaron asombrados y siguió su viaje hacia el norte.

 

Antes de decidir si hacer el puente actual, se estuvo estudiando si hacer un gran embalse y que la carretera pasara por sobre el pretil, barajando las ventajas que tendría en cuanto a riego y turbinas de electricidad, lo que traería un gran progreso para la zona, incluso se estuvieron haciendo trabajos en terreno y en el lecho del rio, pero finalmente se decidió hacer el puente, y aquí también paso un hecho anecdótico: las pilastras más altas son de uno 70 u 80 metros y al terminar una de ellas se descubrió que tenía varios centímetros de desviación así es que hubo que demolerla hasta la base. Un factor que incidió fuertemente en que no se hiciera el embalse fue la presión que ejercieron los habitantes de Angol señalando que si por alguna causa el embalse cedía, Angol desaparecería, tal vez hubo algo de razón en ello pues así como se desvió uno de los pilares del actual puente carretero, en tiempos de la construcción del viaducto ferroviario una de las pilastras hubo que ser hecha nuevamente pues se usó prematuramente y eso la dañó, las grandes obras también tienen sus riesgos con sus posibles consecuencias.

 

A continuación relatare una experiencia cercana de una familia que si bien no se gestó originalmente en Collipulli, tuvo gran parte de su desarrollo en el pueblo: Mi padre, descendiente de colonos suizos, se casó en la ciudad de Gorbea con mi madre, descendiente de colonos checos, decidieron después de algunos años trasladarse a las cercanías de Collipulli a una villa llamada La Esperanza. Muy cerca de allí adquirieron un campo para criar vacunos, lamentablemente no les fue bien y por razones de buscar un mejor trabajo mi padre se trasladó a Collipulli tras vender el campo, en este pueblo nací yo en la década de 1940, todo iba muy bien, disfrutamos del buen trabajo de mi padre que administraba una planta filial de la cervecería Juan Frield Hnos., las condiciones eran muy buenas, para nosotros como niños, éramos siete, las dependencias de la fábrica eran un campo inagotable de diversión, aventuras y entretenimiento, sus enormes bodegas, su funcionamiento, su enorme patio eran un gran atractivo para nosotros como niños, pero como lo bueno nunca dura mucho, el dueño decidió prescindir de los servicios de mi padre por razones que nunca se aclararon, tal vez pudo haber sido por la actitud un tanto bohemia de mi padre, pues los dueños al parecer eran unos fervorosos católicos, de allí en adelante la situación económica cambio radicalmente, pero nosotros siempre apoyados en el buen espíritu de nuestra madre asumimos algo que no estaba en nuestra mano solucionar y aceptamos lo que nos tocó vivir; resulta que en aquellos años y en un pueblo pequeño había muchas diversiones sencillas en las cuales nos absorbíamos contemplando situaciones que se daban en el pueblo; por ejemplo los días Martes era la feria de vacunos y el pueblo se llenaba de rebaños de animales traídos de arreo y por ese día el pueblo se transformaba en carreras de animales y huasos ululantes tratando de encaminar los vacunos hacía los fundos y ya en la tarde bajo el influjo del pipeño los huasos, perdida ya la prudencia, se transformaban en verdaderos centauros y, nuestra antigua casa de calle Bulnes con avenida Saavedra quedaba justo en la pasada de los piños de animales que eran guiados en dirección a la cordillera. Quiero detenerme en la casa, era una gran casa construida a comienzos del siglo XX, con un sitio enorme, casa esquina, gran parte de ella con paredes de barro, contaba con 3 dormitorios enormes, un comedor, una pieza para almacén en la esquina, una galería de unos 18 metros que hacía de living con muchos ventanales con vidrios quebrados, una pieza para cocina y una despensa ya un tanto en desuso. La galería era tan grande que daba lugar para otro dormitorio y otra cocina quedando espacio para poner un secador de ropa de mimbre los cuales se usaban en esos tiempos puestos sobre un brasero para secar la ropa más elemental para la escuela, contaba también con una mampara o doble puerta y un amplio pasillo, como en el sur llueve mucho, nos daba espacio hasta para correr con un carrito de madera como entretención con un piloto y otro niño que servía de motor impulsándolo a lo largo de la galería, El sitio era un verdadero edén para nosotros, admiro que alguien se dedicara a poner tantos árboles frutales de buena clase y ornamentales tan variados y bellos, además de flores pequeñas como jacintos, alelíes, y un sin fin de otras plantas pequeñas, había cerezos de 4 o 5 clases, un parrón de unos 20 metros con 4 variedades de uvas, un gran peral, un naranjo, 3 limoneros, un tilo gigante, ciruelos de varias clases, un membrillo, duraznos, un árbol de hoja dura y brillante que daba unos frutos como cerezas, camelias de 3 colores diferentes, rododendros azules, una gigantesca enredadera de flor de la pluma, laureles de flores de dos colores, dos matas gigantes de una flor llamada lauro, un alicanto olorosísimo, un dasme, una mata de bambú, un gran jazmín de España, una mata gigante de manzano de flor, una mata de grosellas, una mata de orozu una planta medicinal, variadas rosas pequeñas y grandes y un sin fin de plantas pequeñas; y todo enmarcado con ladrillos aparte, de eso había un gallinero y un corral cerrado para las gallinas con el cerco ya no tan completo, pero nos permitía tener unas 15 gallinas sin problemas, incluso un par de veces pudimos criar un cerdito para la familia, amén de varios conejos para comerlos asados, con el sitio de esta casa no necesitábamos salir a la calle; teníamos columpios, inventábamos caminos y puentes entre los árboles, teníamos espacios para poner trampas para los pajarillos, por el grosor de los árboles la persona que trajo todas esas plantas maravillosas debe haberlo hecho unos 30 años antes que nosotros arrendáramos y como todos eran de mucha calidad debe haberlos traído del Vergel, famoso criadero de plantas de Angol, aparte de eso la casa estaba ubicada en la principal, continuación del longitudinal sur, la carretera de ese tiempo. Al frente había 2 plazas si podemos decirles así, una abierta y con árboles bajos y la otra con una cancha de cemento de tenis, una cancha de basquetbol de tierra, juegos para niños y árboles enormes para subirnos a ellos y jugar ahí, no era nada tan sofisticado, porque a veces los municipales ponían a pastar unas mulas y unos bueyes que usaban para el aseo y ornato del pueblo, lo más que la usábamos era para formar unas pichangas de futbol que duraban hasta que oscurecía, la verdad es que el entorno era especial para niños de esa época en la que apenas alguien tenía una radio. Tras vivir muchos años allí tuvimos que cambiarnos.

 

Otras entretenciones pueblerinas eran pensar cómo podían cargar unos fardos tan enormes de cochayuyo en unas mulas que avanzaban balaceándose pesadamente, estas venían desde la costa para vender el producto, los días Domingo, cuando se podía, íbamos a la matiné a ver películas en blanco y negro.

 

La inventiva nos hacía discurrir ideas para entretenernos, como la escuela primaria no nos dejaba muy buen sabor y el pueblo era pequeño, comenzamos a salir hacía el campo, primero con unas simples hondas de elástico y más adelante con escopetas de perdigones, no hubo lugar que no recorrimos, cazamos, patos, liebres, conejos, torcazas, perdices y gansos silvestres, también sabíamos dónde estaba el maqui, el boldo, el arrayan más dulce, los changles (hongo exquisito que crece bajo los robles), los mejores digueñes, donde se pescaba los salmones y truchas más grandes, no hubo lugar que no recorriéramos y como siempre en estos casos teníamos amigos afines y cantidad de perros para ayudarnos en la caza, así es que en otoño e invierno toda la semana era prepararse para Sábado y Domingo cargando cartuchos de escopeta, arreglando las mochilas y el equipo para el fin de semana estar ya a las 6 A.M. caminando el campo en jornadas de cacería de hasta 30 kilómetros a campo traviesa, los amigos eran como hermanos compartíamos todo. Ya en primavera y verano la semana era para preparar los arreos para la pesca de truchas y salmones, era una entretención productiva, porque además de tanto recorrer siempre había frutas en estado silvestre, panales de miel y a la pasada cosecha de digueñes y bayas silvestres que ayudaban a afirmar el estómago después de tanta caminata por cerros y vegas, a campo traviesa sin caminos y a veces había que vadear ríos y esteros para acortar distancias, además cuando nos internábamos en las extensas plantaciones de pino tras las bandadas de choroyes, debíamos tener cuidado de no desorientarnos y perdernos. Con la inventiva de la juventud a un tarro de café le confeccionábamos un mango de alambre le poníamos un trozo de vela adentro y teníamos una linterna que nos permitía en la noche no caer en zanjas ni chocar con cercos de alambres de púa, la experiencia nos enseñó a buscar formas de solucionar los problemas.

 

Los pueblos eran muy silenciosos y cuando de niños nos desvelábamos nos entreteníamos contando los cantos de los gallos, como no se vendía carne de pollo ni huevos, todas las casas tenían gallinas y gallos, algunos tenían patos, gansos y cerdos, así es que se sentía a veces hasta rebuznar mulas en el gran silencio de las mañanas

 

Por alguna razón que no es fácil determinar. Hasta el año 1960 todo era bastante rustico, no aparecía la lavadora, así es que el lavado era una cruz para las mujeres, la mayoría de las casas solo tenían pozos negros sin conexión para el interior de la casa y solo contaban con una llave de agua fuera de la casa, de tal forma que para asearse o lavar la loza había que hacerlo en lavatorios, el lavado de la ropa se hacía en artesas, las casas más sofisticadas tenían un pilón de cemento fuera de la casa, casi todas las casas cocinaban con leña, pues solo existían unas cocinas a parafina muy elementales y por la situación económica era más fácil y barato tener leña, que en última instancia la iba a buscar el propio interesado, cosa que habitualmente hicimos nosotros desde niños, además la leña debía cortarse a la medida de la cocina con sierras de mano, lo que significaba largas y agotadoras horas cortando leña en un caballete. Por ser lentas las cocinas había que madrugar para poder tener desayuno, cocinar y tener bastante cuidado con los incendios, otra situación compleja era el planchado de ropa que debía hacerse con una plancha con brasas en su interior y a veces soltaba una brasa quemando la mejor camisa. Por otra parte gran parte de la calefacción se hacía usando braseros, felizmente las casas eran altas y siempre faltaba algún vidrio, lo que hacía que no hubiera envenenamientos por monóxido de carbono, en cuanto a comunicación solo los privilegiados tenían un teléfono, la comunicación rápida se hacía por telégrafo que no era nada barato; escribir cartas era para comunicación más extensa, incluso los bancos usaban las cartas para sus verificaciones de documentos de otras ciudades, lo que hacía el proceso extraordinariamente lento, en cuanto a movilidad de carga y pasajeros se hacía por tren, la carga había que llevarla a la estación, después nuevamente había que pagar para llevarla de la estación de destino al domicilio, esto generaba 2 problema: todo era muy lento y también más caro, además los viajes se limitaban porque solo se hacían por ferrocarril, solo había un tren diario hacía Stgo. y uno de vuelta, aparte de uno o dos recorridos menores, era la vida pues no existían los adelantos necesarios, la fruta al venir por tren era muy cara y escasa, con la pomposamente llamada carretera panamericana, aparecieron los primeros buses pequeños, no muy cómodos ciertamente, la ropa no venía hecha y por lo tanto se compraba el género para hacer ternos, vestidos, chaquetones, y no siempre la ropa quedaba bien, aparte de ser muy cara, lo mismo el calzado

 

Las labores domésticas eran pesadas, para sacar brillo al piso había que usar un chancho manual (quizás por que le llamarían así), la ausencia del refrigerador se compensaba salando la carne o ahumándola, todos los productos eran naturales como la harina cruda o tostada, el café en cafetera, el pan natural no envasado, la mantequilla y el queso venían directo del campo, el vino venía en grandes pipas que se instalaban en caballetes especialmente reforzados, de allí se obtenía con una llave de madera, se medía con un vaso de fierro enlozado de litro o medio litro, luego se echaba en la botella con un embudo, el café de grano se pesaba, luego se molía con un molino de mano a la vista del cliente y se envolvía en papel mantequilla, pero eran pocos los que podían comprarlo, la mayoría compraba un café fe cebada o de higos cuyos sabores no eran de lo mejor. El aceite se obtenía de un tambor de 200 litros con una medidora centimetrada que se insertaba sobre el tambor y se manipulaba con un mango, casi todo se vendía a granel: galletas, pastillas, azúcar, sal; todavía se usaba una medida llamada almud que consistía en un cajoncito de determinadas medidas en que se vendía el carbón de leña, las papas y otras cosas, muchos artículos se compraban por sacos y como la leña, el carbón y las papas; también por metros lineales como el género, y metros cúbicos como la leña, a veces la carne se compraba a la vara que tenía una cierta longitud, prácticamente nada se vendía envasado, esto último se masificó cuando apareció el plástico tanto en envases como en botellas, los basurales eran perfectamente reciclables y usados para abono de parques y jardines, por lo demás casi todas las casas tenían su basural, y cada tanto se usaban los desechos orgánicos para abono de sus huertos y jardines

 

Las familias conversaban mucho y la comunicación era buena pues no había distractores, se leía mucho pues hasta los niños debíamos leer historietas en revistas coloreadas o en blanco y negro y aunque fuera entretención, estábamos practicando la lectura, después en la medida que uno crecía vinieron las novela de bolsillo, de guerras, policías, vaqueros, era muy fácil conseguirlas pues las intercambiábamos después de leerlas lo que las abarataba bastante, hay que pensar que en el sur llueve bastante y antes mucho más, podían ser cinco o seis días sin poder salir, salvo a lo indispensable, después poco a poco vinieron las novelas históricas o de aventuras relatadas por radio que unían a la familia a una hora determinada; pero apenas mejoraba el tiempo había que salir de pesca o cacería, los pueblos tenían muy poca entretención y poco que ver, lo mismo de siempre.

 

A partir de 1.960 todo avanzaría más rápido, con las películas a colores y la conexión del país a través de la carretera panamericana, se empezó a transportar carga por camiones y aparecieron los primeros buses interprovinciales, automóviles más livianos y rápidos y las personas pudieron empezar a tener más movilidad, se abarato la fruta y verdura, comenzó a aparecer ropa que ya venía confeccionada, mucha mercadería comenzó a venir envasada y rotulada, luego vendría una seguidilla de inventos tremendamente útiles como cocinas a gas licuado, lavadoras, planchas eléctricas, jugueras, batidoras y un sinfín de inventos paralelos al primer viaje a la luna, el avance veloz de la aeronáutica, cada vez más y más rápido aparecerían los inventos que han facilitado la vida, a la vez que la han complicado con los múltiples accidentes automovilísticos y el peor de todo: la contaminación.

 

He tratado de darles una visión de un país y un mundo que parece que es de siglos atrás, porque incluso las costumbres sociales y las familias han experimentado un cambio dramático y tal vez alguien creería que esto no ocurrió, por lo simple que fue la vida en esos tiempos, pero así fue y los que lo experimentamos somos unos eternos agradecidos de que hoy contemos con tantos inventos maravillosos que en su momento no tuvimos.

 

 

lunes, 11 de diciembre de 2017

Huapitrío

Cuando Ingresé a cursar el cuarto año de humanidades, en el Instituto Mercedario de Victoria, me encontré con compañeros de curso que no conocía, ya que previamente hice mis tres primeros años de secundaria en el Liceo Particular Coeducacional Nocturno de Collipulli, pueblo donde vivía junto con mi numerosa familia y que distaba de Victoria unos 33 kmts.

Este nuevo curso del cual formé parte el año 1954, estaba integrado solo por 14 alumnos, hago un preámbulo para señalar que dentro de ese grupo hermoso de jóvenes en la flor de la vida tuve grandes compañeros y perdurables amistades, tales como: El Colorín Correa,  El Potro Correa, El Conejo Reuse, El Huaso Herrera, El Chato Zagal, Morales, Viveros, El Pato Figueroa y varios más cuyos nombres lamentablemente no recuerdo, pero quiero destacar entre ellos, sin desmerecer a ninguno, a Gerardo René Acosta Carvallo, que por ese entonces contaba con 17 años de edad, él junto con sus padres y dos hermanos menores (Patricio y Eduardo), vivían en un predio agrícola, que aventureramente había adquirido su padre hacia algunos años atrás, en la zona de Huapitrio, distante de Collipulli (Provincia De Malleco) unos 15 Kmts., el campo donde ellos habitaban, abarcaba una gran vega, que era recorrida por el río Renaico, la parte alta de este predio contaba con lomajes suaves y gran cantidad de arbustos y en un lugar privilegiado, muy cerca de un risco, se ubicaba la casa habitación, las bodegas y los corrales, este hermoso predio del cual eran dueños, tenía numerosos potreros, grandes y abundantes pastizales y también espesos bosques. Aquí se criaba ganado y se sembraba, especialmente lentejas, que se daban muy bien en esa zona.

Desde esta bonita vivienda que señalé anteriormente, se tenía una imponente vista del valle, que era regado generosamente por el Renaico, cuyas riberas, al comenzar la primavera se teñían de amarillo oro, al florecer los innumerables aromos que lo orillaban en todo su trayecto. La casa era de un piso, cómoda y acogedora, muy bien cuidada y con grandes aleros laterales, debajo de los cuales se instalaba en la primavera y verano, el comedor de diario y siempre cuando almorzábamos corría una brisa agradable y fresca que nos reconfortaba a todos, ¡Qué recuerdos aquellos!

Me viene a la memoria clarito, una de esas tantas veces en que llegué caminando, desde Collipulli hasta tu casa y justo era la hora de almuerzo (¡qué casualidad!), en esa oportunidad era verano y el comedor estaba bajo el alero sur de la casa, todos me saludaron afectuosamente y me acuerdo como si fuera hoy, tu mami me dijo, ¡ Menos mal que llegaste Armando, ahora sí que vamos a disfrutar comiendo hartos y ricos salmones!, me sentí muy halagado por este cumplido y le agradecí sus  amables palabras. Después del postre tuvimos una larga y conversada sobremesa, y también un justo reposo por la gran caminata que me había pegado desde Collipulli.

Terminado este merecido descanso y a pesar de que estaba bastante fatigado, René y Patricio me convencieron y partimos hacia el río, tomamos nuestros aperos de pesca, bajamos la larga y sinuosa cuesta, comiendo a la pasada ricos frutos de moras y maquis silvestres, así llegamos caminando a la orilla del río, armamos los equipos necesarios de pesca, que por esos tiempos consistían en un tarro de Nescafé, al cual se le enrollaba unos 30 metros de nylon monofilamento o simplemente lienza de hilo trenzado. Se amarraba esta linea al envase de lata, en la otra punta se le ataba una cuchara o un terrible (implementos dotados de sendos anzuelos) y empezaba la pesca. Lanzábamos estos artilugios caseros hasta el centro de las corrientes o raudales (pozones), cuando picaba una trucha grandecita (Fario o Arcoíris), se escuchaba la voz alegre y fuerte del afortunado que la había enganchado diciendo: ¡Agarré una buena!, recojan sus lienzas para que no nos enredemos, una vez que tenía el pez afuera en la playa, se emitían los comentarios de rigor, ¡Es una arcoíris grandecita como de medio kilo!, la suerte que la sacaste, ya que venía muy mal agarrada y así continuaba esa jornada hermosa con exclamaciones y risas, cada vez que algo mordía el terrible o la cuchara.  Nos entreteníamos en ello un par de horas, pescando y echando la talla, cuando los tres habíamos cogido unas 6 o 7 truchas de buen tamaño, parábamos la faena, les sacábamos las escamas y las viseras, las limpiábamos y las llevábamos listas para que se cocinaran en la casa.

El Renaico es un hermoso río que nace en la cordillera de los Andes, en el macizo de Pemehue muy cerca del volcán Tolhuaca, se desplaza por un gran valle encajonado en la cordillera y más abierto hacia el valle que él mismo horadó laboriosamente durante cientos de miles de años, sus vegas, como lo señalé anteriormente, son amplias, hermosas y muy fértiles; las riberas de este antiguo curso de agua, están bordeadas de: aromos, peumos, boldos, hualles y matorrales de todo tipo, especialmente zarzamoras, es una maravilla y un privilegio contemplarlo, su fondo es muy pedregoso, posee amplios y profundos raudales, largas, espumosas y sonoras correntadas de un color verde oscuro profundo, donde habita una gran cantidad de peces.

Todo el tiempo había algo que hacer en ese campo, a veces nos tocaba cambiar de potrero a los vacunos, en otras oportunidades encerrar a los terneros por las tardes, estos últimos se juntaban al día siguiente con las vacas que iban a ser ordeñadas.

En algunas oportunidades después de almuerzo, además de ir a pescar, también nos íbamos a bañar en las frescas aguas del río y  aprovechábamos estos viajes, para contar los animales y ver si estaban todos.

Por otra parte, le hacíamos empeño a las cacerías, en la época que correspondía, cazábamos liebres, conejos o perdices, estas últimas por esos tiempos, eran muy abundantes en ese predio, cuando llegábamos con estas gallináceas silvestres, su mamá disponía a que se cocinaran como cazuela, quedaban muy buenas y con un sabor muy especial, debido a esta razón, hasta los días de hoy, me acuerdo del gusto que tenía ese plato exquisito, único diría yo. Ello me hace rememorar muchas veces esos años de juventud, en la casa campesina de mis queridos amigos los Acosta, también me recuerdo, que éramos atendidos con mucho cariño, por una huasita de grandes ojos y oscuras trenzas, que siempre tenía en su carita morena una sonrisa amable y coqueta, ella le ayudaba con mucho empeño a tu mami con las labores de la casa.

Me parece estar viendo a tu papá, don René, aventando lentejas en esas calurosas tardes de verano, los más de los días llevaba puesto un pantalón de mezclilla con pechera y tirantes, en la parte de atrás tenía cosido un gran parche cuadrado como refuerzo, esta ropa la usaba para trabajar con la horqueta, lanzando al aire, con ímpetu, la paja de las lentejas, de esta manera con ayuda del viento y en forma tan rústica, lograba exitosamente separar las semillas del capotillo y una vez que estaban listas y limpias, las guardaba en sacos o bolsas para posteriormente comercializarlas.

No se borra de mi memoria el dormitorio en el cual nos alojábamos. Tengo presente y nunca me olvido que había un gran espejo, y tú me señalaste, que cuando ustedes iniciaron la aventura de abandonar Santiago, el camión que lo traía cayó a un río, no sé cuál, y la imagen se veía toda distorsionada por la acción del agua, era muy divertido mirarse en el espejo, también en esa pieza había una gran colección de la revista Life, que yo no conocía, me entretuve leyéndola, y me gustaron de tal manera, que cuando empecé a trabajar, las estuve comprando por muchos años.

René, ¿te acuerdas cuando hicimos la gira de estudios a la ciudad argentina de Mendoza?, eso fué algo inolvidable. Partimos de Victoria en el tren expreso una noche de primavera del año 1955, época por la cual cursábamos el quinto año de humanidades, viajamos los siete alumnos que conformábamos el curso: Correa, Reuse, Herrera, Figueroa, Zagal, tú y yo, dirigidos por un padre mercedario a cargo del grupo. Cuando llegamos a Santiago (yo primera vez que iba) nos alojamos en la Iglesia de la Merced, que está ubicada en pleno centro de la Capital, este gran, antiguo y vetusto convento, tenía un patio interior lleno de añosos árboles, donde se alojaban: tórtolas, palomas, zorzales y gorriones, era un espacio de gran quietud, totalmente distinto al ruido ininterrumpido que había en las calles que lo rodeaban. Ahí pernoctamos, en esas antiguas y coloniales piezas, donde quizás cuantos monjes y personajes de la historia pasaron desde los tiempos de la patria vieja, en ese templo tan solemne y especial fuimos muy bien atendidos y mejor tratados.

Un día, tú nos invitaste a visitar unos parientes que a la vez estaban relacionados con la familia del Presidente de la República, que por esos tiempos era don Carlos Ibañez del Campo, fue una linda y enriquecedora experiencia, me presentaste unas hermosas primas y conversámos bastante

Después de un par de días de visitar y conocer lugares, como el Estadio Nacional por ejemplo, nos embarcamos nuevamente en tren, esta vez con rumbo a la ciudad argentina de Mendoza, cruzamos la cordillera mirando boquiabiertos las nieves eternas y las montañas majestuosas, al llegar al otro lado nos dirigimos al convento mercedario de esa localidad. Este era bastante grande y cómodo. Me acuerdo que en la amplia pieza del comedor, adornado con pinturas religiosas antiguas, había una larga y robusta mesa de madera oscura, al parecer caoba, donde fácilmente se podían acomodar unas 30 personas, en la parte de la cabecera de la misma, donde se sentaba el Prior, que era un cura grueso y bonachón, había dos llaves metálicas que sobresalían de la pared, nosotros pensamos que eran de agua potable fría y caliente, pero no, ¡Oh sorpresa! para todos nosotros, por una salía vino tinto de primera y por la otra un mosto blanco pipeño exquisito, cuando se terminaba el vino en la mesa, el Prior se daba vuelta en su silla, abría las llaves y rellenaba las jarras que se habían consumido, la comida era opípara, abundante y muy exquisita, especialmente las carnes, el que quedaba con ganas de seguir comiendo, se repetía.

Recorrimos la ciudad de Mendoza de lado a lado, fuimos a conocer el campamento de Plumerillo, espacio donde se formó el ejército libertador de San Martín y O’Higgins, en ese lugar hay una gran monumento a  esta gesta gloriosa, es entero de bronce y está compuesto por varios soldados a caballo de tamaño natural, es una alegoría muy completa y bellamente diseñada.

Visitamos viñas, plazas y lugares y yo con la poca plata de que disponía, me pude comprar chocolates y golosinas para llevar de regalo a mis numerosos hermanos, en fin... fue una expedición inolvidable, era la primera vez que hacía un viaje tan largo en tren y más encima al extranjero.

Finalmente muy requete agradecidos, nos despedimos de los curas y también de la ciudad de Mendoza, y emprendimos el regreso a Chile, cruzando de nuevo la imponente cordillera de los Andes, pasamos raudos por Santiago, y finalmente regresamos a nuestro lluvioso sur, con recuerdos inolvidables en el alma.

Quiero hacer una evocación de cómo era la vida en el colegio, nuestras actividades y nuestros afanes, una de las cosas que no se me olvida y que aún resuena y retumba en mis oídos, es el sonido de la banda instrumental conformada por alrededor de 50 alumnos del colegio. Estaba constituida por dos partes, una instrumental y otra de guerra, y eran dirigidas magistralmente por el excelente profesor de física y química don Juan Rhodes (Q.E.P.D), yo tocaba un instrumento de viento denominado bajo cantante y formaba parte de la segunda voz de la banda.

Nuestro uniforme era un chaqueta azul, pantalón blanco, gorra blanca, zapatos negros y un cinturón oscuro, con qué gallardía y entusiasmo desfilábamos por esas calles victorienses de nombres gloriosos, como: Chorrillos, Tacna, Miraflores, La Concepción y tantas otras. ¡Qué tiempos aquellos!

Una de las veces más importantes que nos correspondió tocar desfilando, fue en la oportunidad que el Presidente de la República, don Carlos Ibañez del Campo, visitó Victoria por tres días, a raíz de su aniversario fundacional. Durante esa tres largas jornadas tocamos para todos los desfiles, ya que el batallón Tren del Ejército, que estaba destacado en la ciudad, no poseía banda. Me acuerdo que tanto tocar en esos memorables días se me llegó a hinchar la boca. ¡Qué evocaciones imborrables!

¿Te acuerdas René, que también teníamos un grupo de teatro y que en varias oportunidades, representamos la obra “Don Juan Tenorio” de Zorrilla, asesorados y dirigidos magistralmente por el insigne profesor de castellano, que nos tocó en suerte, don Carlitos Carriel (Q.E.P.D), recorrimos como cuatro ciudades de la provincia presentando esta hermosa obra teatral, ¿te acuerdas que acarreábamos telones que nosotros mismos pintamos?, ropajes y toda la parafernalia que se necesitaba para su puesta en escena, incluso llevamos unos grandes parlantes, para que nadie quedara sin escuchar lo que decíamos, fuimos aplaudidos a rabiar en todos los lugares en que actuamos, me acuerdo de que en esa obra yo representaba al Rey de España.

Amigo René, se me viene a la memoria la oportunidad en que nos correspondió interpretar a cuatro voces, el coro de la ópera Nabucco de Guisepe Verdi, denominado Va Pensiero, una parte la cantaban las chiquillas de las monjas y la otra nosotros. ¡Qué hermosa salió la presentación de esa obra magistral!, y qué bellas eran las intérpretes femeninas, ¿cómo estarán ellas ahora?, no lo sé, pero ese recuerdo, esos instantes del pasado, se me quedaron en el alma, siempre que escucho esa música coral maravillosa, vuelven a mí esos años de nuestra juventud, en realidad nuestros espíritus siempre se mantienen jóvenes, el que envejece inexorablemente es nuestro cuerpo físico.

Finalmente, amigo y compañero René, ahora que estamos entrando en el invierno de nuestras vidas, quiero agradecer el haber compartido contigo esos años inolvidables de la juventud, también a tus padres y hermanos que me recibieron como uno más, en la amable mesa de tu casa, muchas gracias amigo, el recuerdo de esos viajes y correrías de la adolescencia me acompañarán hasta el último día.



FIN

Armando Póo Kutscher
Nov. 2017